lunes, 2 de noviembre de 2009

La Práctica de Iyengar Yoga


La práctica del Iyengar Yoga en Occidente comenzó en los años 60 gracias al maestro B.K.S. Iyengar que, en la actualidad, sigue enseñando en Pune (India) Esta rama del Yoga se caracteriza por la precisión en la adopción de las posturas. Los ajustes sutiles y meticulosos que se realizan en la alineación corporal permiten conseguir el equilibrio con menos esfuerzo muscular y más estabilidad.

De acuerdo con el Iyengar Yoga "debes observar y corregir la postura del cuerpo con la ayuda de los millones de ojos que tienes en forma de células". Hay una observación simultánea y constante de todos los movimientos y detalles técnicos que componen una postura o un ejercicio respiratorio, pero al mismo tiempo se mantiene la pasividad completa del cerebro y de sus órganos de expresión (fundamentalmente ojos y oídos), y el control de la respiración.

    La precisión técnica del Iyengar Yoga implica en la ejecución:
  • Un correcto posicionamiento del cuerpo, con intensidad de acción (garantía de salud)
  • Una actitud de observación permanente de dicha acción, con intensidad de percepción (implicación mental aguda)
  • Relajación de los nervios, aun en la acción y percepción intensas (calma e introversión de los órganos de los sentidos)

El Iyengar terapéutico

La rama Iyengar también considera el Yoga como un recurso terapéutico e integra en su práctica los diferentes aspectos de la existencia (física, emocional, mental y espiritual) Existen series de posturas beneficiosas para diferentes trastornos o enfermedades como dolor de espalda, insomnio, hipertensión arterial, ansiedad, hipertiroidismo, etc. "El sisya (discípulo) debe poseer, por encima de todo, tesoro, moderación y humildad. El amor engendra valor, la moderación crea abundancia y la humildad genera poder. Valor sin amor es brutalidad. Abundancia sin moderación conduce a la excesiva autoindulgencia y a la degeneración. El poder sin humildad da origen a la arrogancia y la tiranía. El auténtico sisya aprende de su gurú (maestro) un poder que ya no le abandonará nunca más, pues está regresando al Uno Original, a la Fuente de su Ser" (Yoga cien por cien, Editorial Miguel Arimany)